lunes, noviembre 17, 2008

CAIDA AL VACIO

Un ordenador encendido rezuma vibraciones, el tic-tac del reloj no cesa y lo peor es que concebir el dulce sueño se torna más que una misión imposible. Existe un lugar en la noche para los somnolientos, la música del cerebro no permite pensar con claridad, el ruido que emana de dentro es ensordecedor. No deja ni un segundo de vibrar, una pared antisísmica retumba en la cabeza. Parece que me va a estallar la parte occipital si persiste el dolor tremebundo de cabeza. No encuentro solución al rompecabezas. Desesperante migraña que padezco en medio de la noche fría. Otra manta más es lo que necesito en esta noche tan oscura o ¿mi necesidad es realmente el calor humano que emana del cuerpo femenino a mi vera?
¿ Cómo se siente una mujer en la soledad de la noche? ¿Temblará , sudará? ¿qué es lo que sentirá en la oscuridad de la noche?
Luego, más tarde, han pasado horas de insomnio desde que me desperté, el reloj y sus manivelas giran sin cesar mientras la soledad me corroe las entrañas. La muerte, siempre amiga, quiere abrazarme en mitad del recorrido. Sin embargo, permanezco sereno, sin miedo por un instante en el momento que anhelo un solo segundo de paz interior. La música sigue sonando en mi cerebro, el tic-tac no cesa y la muerte espera mi llegada con una sonrisa. “Nadie la quiere, pero ella nos desea a todos”.
Una vuelta más en la cama, de noche, otra manta en el cuerpo, calor que no llega, el reloj que no para. Pero, ¡atención!, un frasco de pastillas sorprendente cerca del despertador. Un puñado y me trasladaré de nuevo con los seres queridos…con aquellos que no me fallarán nunca.
Entonces intento deslumbrar la verdad incómoda: Todo hombre de be conocer sus limitaciones, sus fracasos son parte de sí mismo, la vida nunca será “en rose”, ni los sentimientos una película hollywoodiense. Enciendo el ordenador horas después, hablo para mis adentros, hablo de fracaso, hablo de muerte intelectual, hablo de corazón destrozado, de año y medio tirado por el retrete. Y en medio de ese precioso tiempo, tiro de la cadena y mis ilusiones caen hacia el fondo del desagüe como orina maloliente. Ahora me doy cuenta sin lugar al mínimo de duda del lugar que me corresponde en la sociedad, del sitio en el que habita mi corazón; la orina sigue cayendo por el desagüe, se desliza suavemente entre los colectores bajo la ciudad, bajo la noche, bajo las horas nocturnas: Je t’aime pour toujours mon amour? Eso ya no se lo cree ni la misma conciencia. Despierto, pienso que todo ha sido un mal sueño, desviaciones de un presente corrompido que desprende un hedor insoportable.
Sigo temblando, miro las pastillas, ¡nunca fue un sueño! Dejarlo todo para siempre atrás, volver a empezar, el fracaso compartido en un momento que nunca llegará. Una sonata se desplaza a gatas entre mis mejillas a ritmo de sollozo. La noche se torna cada vez más oscura, el desastre se masca y el hedor a orín sigue recorriendo la misma ciudad de mierda. Si no eres feliz, solamente tienes que abrir la puerta que pone salida. El corazón desvalido empieza a dejar de latir. El frío, siempre el frío se empieza a notar desde las extremidades hasta tocar el cuerpo gélido. Solitario, gélido, fracasado. Es el fin de la ilusión, castillos de naipes vuelan entre los deseos más tórridos. La vie en rose? Pas du tout!

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

La vie en gris... Le chemin met en pièces les pieds, mais engrandece l'âme

Caer y levantar, recuerda, igual que los niños.

12:24 a. m.  
Blogger fabio said...

l'âme n'est que des pièces tondus par les pieds du pouvoir. l'âme n'a pas de raison pour sauver l'être humaine. Se lever, tomber par terre, mourir..n'est pas la même chose?

12:31 a. m.  
Blogger Fernando said...

No te mueras tan pronto Fabio, aún te quedan muchos golpes que recibir y muchas veces tendrás que volver a levantarte y volver a pelear porque la vida es así, hay momentos duros, muy duros diría yo incluso, pero también de vez en cuando tienes la oportunidad de vivir momentos dulces y geniales. Recuerda que los pequeños detalles son los que nos acercan a la felicidad y no te preguntes cómo se siente una mujer en la soledad de la noche, pregúntate cómo me siento yo en la soledad de la noche, o cómo se siente el indigente de Sabino Arana, que duerme entre un par de cartones y cuatro periódicos todas las frías noches de invierno.

3:19 p. m.  

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