jueves, enero 01, 2009

She lives a lonely life

La penumbra del invierno rezuma melancolía, añoranza de seres perdidos, anhelo de una vida mejor. Pasada o futura, pero mejor. De repente te das cuenta que te has hecho mayor, que la edad no perdona, nunca mienten los años, compañeros de viaje a ninguna parte. Los años te hacen ver la vida de una forma diferente. Años que se pierden haciendo labores incómodas, realizando tareas molestas, perdiendo el tiempo esperando un milagro que nunca acaba de llegar. La penumbra da lugar a oscuridad y la luz no llega nunca en invierno. Parece que los días son eternos en su melancolía, paredes que son prisiones, luz artificial que destroza los ojos. Un piano se oye de noche entre sollozos, cuan niño gimiendo. Llora de pena, soledad. Horas intempestivas en las que sientes que de repente todo puede pasar. Algo grave se atisba en el agujero de la puerta. Es negro, no huele a nada, parece romboide. El pasado llama a la puerta de tu alma: ¿le dejarás pasar? ¿recordarás tiempos mejores? ¿sabrás cuando haya llegado el final? Lo suficientemente sabio como para discernir entre morir y querer morir. Porque el pasado saca lo peor que hay en todos nosotros. No te deja dormir, no te deja sentir, no te deja concentrarte en lo importante cuando quiero colocar mi mente en el futuro. Es la canción en un bucle infinito, que no cesa en su empeño por recordarnos lo jodido que se puede sentir un humano en soledad.
Hace varios años, perdido en otras tierras, otras lenguas, otro idioma, me encontraba en un hotel de carretera sin conexión alguna con la vida civilizada cuando tuve la inmensa suerte de
1º tener a mi alcance un aparato de televisión
2º al azar poner cualquier canal
3º justamente acaba de comenzar una de las películas que más han influido en mi forma de pensar en estos últimos años
Es sin duda un alegato a la vida, a la historia, una forma de pensar cambiante durante 3 horas largas o qué sé yo de carga vital sin censura. Entonces tuve la suerte maravillosa de visionarla en francés, idioma extranjero que todavía no controlaba lo suficiente como para saborear cada pequeño segundo de film. Bajo el título de “nos meilleurs années” disfruté de minutos de oro de la historia italiana, pero sobre todo de nuestra propia historia. Mateo y Nicola, dos hermanos contrapuestos que llevan una historia bien diferente. Mateo policía, Nicola psiquiatra. Mateo sufre y busca en los libros la salvación eterna, hasta que el amor o el desamor inclina la balanza. Será la gota que colmará el vaso. Su suicidio condiciona la vida de Nicola hasta que su imagen llega a convertirse en cadenas al verdadero amor. “ La mejor juventud” es un alegato a la vida , es una defensa a ultranza de la amistad hasta las últimas consecuencias y es en medio del monte de la Toscana cuando el fantasma de Mateo deja libre a la pareja protagonista. Les abandona a su propia suerte. El tiempo se inmoviliza hasta que sus labios chocan. Dura como una roca, frágil como el cristal de Bohemia, esta película es la mejor que mis ojos han visto en esta última década, una pequeña gran maravilla sobre sueños, ideas, muerte tal como es, niños revoloteando alrededor de Nicola y sobre todo vida. Porque de eso va este puto rollo que nos ha tocado vivir. Sin felicidad somos etéreos , sin amor una veleta sin viento, sin amistad nada merece la pena.
Nicola:” ¡pero mamá! ¿porqué las cosas feas nos parecen naturales y las hermosas nos cuesta tanto creerlas?”
Los hijos nos dan la vida sin duda.

1 Comments:

Blogger Fernando said...

Gran película dónde las haya sin duda. Por cierto tengo pendiente de hacerte llegar una cosita... ¿cuándo podemos quedar? Igual me va a resultar más fácil pedirle una cita a tu ama y se lo paso a ella, ¿no crees?

10:53 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home