miércoles, agosto 22, 2007

CINEMA PARADISO (amor y desamor parte III)

Pobre, insensato, vive solo y para el cine hasta conocerla a ella. Ahora han pasado los años, muchos años, casi siglos hasta que vuelve de nuevo. No había vuelto desde entonces, pero la muerte siempre te hace volver. A él le hace regresar al lugar de su infancia, de su adolescencia. Su vida actual está llena de reconocimientos que poco le importan y su madre se da percata al instante de la penumbra en la que se ha convertido su triste vida.
- Hijo, cada vez que te llamo a casa para hablar contigo, una mujer diferente me coge el teléfono y nunca se repite. (Su madre que al fin y al cabo le ha parido sabe la verdadera razón de su promiscuidad)
El desarrollo de los acontecimientos explicarán el porqué de su profunda reflexión, la razón por la cual cada noche distinta se parece tanto a las demás anteriores. Cada noche la comparte con una fémina diferente. Y ya no le importa. Aquel ser enamorado, aquel “loco por la vida” que llevaba dentro ya no permanece dentro de diminuto ser. L’amour fou ha llegado a convertirse en el único y apesumbrado amor que rozó su delicada piel interior y a partir de allí ya no es más un ser civilizado. Huyó a la capital para jamás volver. No obstante, decir JAMÁS es mucho decir incluso para el enternecedor protagonista de esta obra maestra que arrancó mis lágrimas hace ya mucho tiempo. Pero es el cine lo que une a los dos personajes y es al mismo lugar de pasión desenfrenada dónde regresa para dar el último adiós a un compañero que siempre quiso lo mejor para su pupilo. El maestro renegó de él para que tuviese una oportunidad y ahora se ha convertido en un símbolo de la nación, aunque su corazón esté destrozado. Derrumbado desde el mismo momento en el que se iba a escapar con ella. Horas, un día entero bajo la lluvia la esperó para que se fugasen juntos. Para compartir la vida entera, pero él no quería creerlo. Le habían avisado y amenazado que su amor era imposible, pero él no quería creerlo. Él confiaba en el amor verdadero, ese que hace mover montañas, que hace remover cualquier situación desesperante. Y allí se quedó como un pasmadote bajo la atenta mirada de la soledad esperando ese amor que ya jamás volvería, que jamás volvería a catar. Ella fiel a su estilo burgués desapareció para llevar una vida prospera y vacía. Él ya nunca sentirá nada por otra como lo sintió por su amada, bajo la atenta mirada del cine, debajo de bastidores, junto a los grandes clásicos. Al final se desvela la gran pasión del maestro y el discípulo. Loa besos prohibidos, esos que significaron toda una época, el símbolo de una pasión que duró una noche tormentosa...bajo la lluvia él siempre supo que ella no volvería a aparecer. Lloro con él, muero con el maestro…..

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Doctora Lowenstein!, doctora Lowenstein...

2:35 p. m.  
Blogger fabio said...

cada día cuando cruzo el puente de vuelta a casa un pensamiento viene a mi mente como un suspiro ,como un lamento,como una oración...!löwenstein!

3:00 p. m.  

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