LULU ON THE BRIDGE

Un trozo de cristal roto en mil pedazos se encuentra contra mis pies desnudos que se deslizan por la arena de una playa cualquiera. Al principio solo una gota de sangre quiere salir al exterior, miro a mis extremidades inferiores con perplejo y me doy cuenta que estoy herido. Nada que ver con el dolor del alma, sino con el dolor físico, el superable, el inmediato. Unos pensarán que necesitaría 3 puntos de sutura y la inyección del tétano rebozada con un tranquilizante para poder ser capaz de superar el dolor tremebundo que me produce el observar mi querido pie expulsando un líquido rojo que inunda la arena ante el estupor de los viandantes. ¿Tendrá SIDA? ¿Me contagiaré yo también si le miro fijamente a los ojos? Pie vendado hasta la rodilla me dispongo a pasar una linda tarde de domingo enfrente de la caja tonta. Zapeo una, dos y hasta tres veces hasta encontrar lo que estoy buscando que no es otra cosa que a “LULU en el puente”. Un saxofonista toca una pieza de jazz maravillosa, pero de repente un suicida entra en la sala de actuaciones, pistola en mano comienza a disparar hasta vaciar el cargador. Una de las balas alcanza al saxofonista que sobrevive pero jamás volverá a tocar el instrumento por el cual su existencia tiene algún tipo de sentido. ¡Menuda suerte! Vivo pero impotente. Despierto, pero durmiendo. LA muerte tenía un precio ya que su cabeza no era el objetivo que al fin y al cabo fue y perduró en el tiempo.
Entonces, miro hacia atrás, el vacio me rodea y lo palpo. Sabe a miel y endulza mis largas tardes rojizas. Las nubes se esconden, dejando el cielo amarillo- verdoso como el color de los ojos del amor de tu vida. No hay engaño, es un momento perfecto con la pierna vendada. La ciudad se duerme y yo me despierto cuando solo los gatos circulan por las aceras heladas. No existe el futuro en la fría noche. Alguien se acerca con paso firme. Llora en silencio, no mira hacia atrás. Alguien grita libertad: quizá mañana sea esclavo de mis palabras. ¡Tú tonto, víctima de tu parafernalia inmunda! Un juguete desquebrajado me corta el pie mientras un niño con enorme pena me mira con odio. Comienza a llorar de nuevo, y su padre se acerca con prudencia. “el pasado es historia y un nuevo futuro se abre ante nuestros ojos. Ya nunca volverá a jugar. Será un adulto, fuerte, sin sueños, mirará a los hombres de igual a igual y deseará morirse joven antes que viejo y decrépito. Al fin y al cabo ha entrado a formar parte de una sociedad que todo lo engulle. Incluso las ilusiones. ¿Porqué su precioso juguete?