TIEMPO LIBRE PARA PENSAR

Desde que he sufrido un percance automovilístico no paro de pensar y es muy lógico. Llevo una semana ya sin estudiar y estoy un poco desvalido. Postrado en la cama con moratones varios lo único que parece seguro es la necesidad de ordenar unas ideas que cada día veo más y más inseguras. No se afincan dentro de mi y solo quieren escaparse. Ideas que surgen y surgen pero se van tal y como se fueron en ese momento. Sentimientos que afloran cada momento pero que se perderán tan rápido como vinieron. No quiero con esto decir que me sienta cada vez más y más inútil, sino constatar el hecho de que un golpe de volante puede hacer que todo cambie. Las dudas que anidan dentro de un ser frágil y quebradizo como Fabio nunca afloraran más allá de dos o tres personas , tan cerca del alma humana que puede hacernos estremecernos. Preguntas que jamás encontrarán respuesta y miedos que perdurarán en el tiempo , supongo que hasta que me muera. Nada ni nadie podrá jamás responderme a las dudas más básicas que un día u otro salen a la superficie de todo ser humano que se precie de ello. Y sobre todo la pregunta más importante que debe plantearse todo hombre de buena fe. ¿ Qué quiero hacer con mi vida? o mejor aún ¿qué quiero hacer DE mi vida? Quiero que la mía merezca la pena, levantarme por las mañanas con la conciencia tranquila y saber que hay gente que me quiere alrededor. Fácil , sencillo y diáfano como el cristal . Espejo de unos ojos sabor a salitre que me gustan en grado superlativo.
Arrancas, conectas el aparato de audio a tope, abres la ventana y sientes la velocidad. A 50 km/h también se puede volar, en el carril de “los lentos” todo cobra sentido, no hay porqué pensar en nada más. La mente vuela y las palabras llegan sin complejos. No hay miedo al fracaso, una tarde de verano hace que vuelva a nacer. Nos lleva a un adiós que frena mis ansías de conocer el sentido de todo. El coche, la música tú y yo. Pero el destino estaba esperándote a la vuelta de la esquina, y el espejo del alma no desea reflejar ningún fantasma. La verdad y solo la verdad. Y entonces es cuando todo se torna amargo. Una invasión de carril. Era alguien que tenía mucha prisa. Pero prisa , ¿para llegar a dónde? La presión del día a día no nos deja ver la luz al final del túnel, realmente ¿está todo tan negro? . En una milésima de segundo todo ese aura de felicidad y bienestar se vuelve amargo, triste y decadente. La muerte conducía en sentido contrario y no pude verla. ¡Se escondió tan bien la maldita! En cuerpo de mujer, toda desesperanza es más agradable y no nos damos cuenta que la belleza también puede matar, robar y hacer sufrir. Un golpe certero y sin sonido puede dejarte sordo. Pero ciego no estaba .
Solo entonces fue cuando deslumbré la solución al enigma que me atormenta desde que nací. Un golpe de suerte lo cambia todo. O puede cambiarlo todo. La música ya no sonaba y el humo se fundía con el olor de aceite quemado. Todo parecía perdido pero un halo de esperanza se apoderó de mi . fue en el último momento cuando me percaté de que la suerte lo es todo. Y el destino solo el carril de ida. La vuelta te la pagas tú. O la paga el seguro , pero alguien tiene que pagarla. El que la hace la paga, y en cuestión de viaje sin retorno , es ya una verdad absoluta. Tan absoluto como el color grisáceo de la madame morte que ese día quiso aprovecharse de mi. De un ser desvalido , indefenso. ¡maldita!! Eso no se le hace a un sentimental como yo!