miércoles, diciembre 27, 2006

CLARA, OÚ ES TU?

Todavía recuerdo con nostalgia el mes en el que cayó a mis manos la opera prima del maestro Flaubert. En aquella época me atormentaba sobremanera la idea de no comprender a la MUJER. Ese gran desconocido que es y sigue siendo el mundo femenino. Por aquel entonces el hecho de comprender el interior de la mujer me causaba pavor y en cierta manera un ansía por conocer lo misterioso. Libros y libros hicieron de mi anhelo una constatación de una realidad mucho más compleja de lo que yo imaginaba en mis sueños. Tras “Madame Bovary”, “une vie” de Mauppassant, “Anne Kareninna” de Tolstoi e incluso hicé una revisión Shakespeariana para intentar alcanzar el secreto de la feminidad. También la bajeza llegó hasta lo más oscuro de mi ente. Películas X de mal gusto siguieron a documentales sobre sexualidad, manuales del tipo “ mujer y madre” o entrevistas varias a pie de calle hicieron las delicias de mis oídos y ampliaron en cierta medida mi conocimiento inherente del enemigo, de la contraria como diría mi querido tío.
-¿en qué piensas cuando practicas sexo?
Era una de mis preguntas estrella de mi cuestionario hace 10-15 años.
Y nunca más lejos de la realidad porque en la escuela jamás me explicaron nada sobre el pensamiento femenino, lo que ello significaba y porque engañaros a estas alturas, nada de nada sobre el sexo. Tabúes como “ es que ellas son diferentes” o “ no intentes comprender lo incomprensible” eran como muros kilométricos ante la necesidad de saber de que iba ese fenómeno que andaba , reía , sentía e incluso soñaba de forma distinta a nosotros. Me adentré en tiendas de moda y observé durante horas, me colé en charlas feministas e incluso hice cosas peores, cosas políticamente incorrectas o actos deplorables que en estos momentos son actos que solo pertenecen al pasado. Busqué en el fondo del alma de la mujer con la intención de conocerme un poquito más. Dar una explicación a esa alteración hormonal que invadía mi cuerpo y que no me dejaba conciliar el sueño. Llegar a entender, por minúscula que sea la proporción, el porque ELLAS son como son y NOSOTROS somos de otra manera.
Tras una temporada perdido en tantos datos inconexos y a priori para nada condescendientes , un día cualquiera encendí la televisión a horas intempestivas de la noche. Lamentablemente es en esos momentos cuando suelen dar programas , películas denominadas “de culto” o pasajes de incalculable valor. Al principio me pareció conocida la historia, si soy del todo sincero no la reconocí hasta 10 minutos de visión . La actriz , otrora extraña para mi, era Isabelle Huppert y el director no podía ser otro que Claude Chabrol. Entonces sentí la pasión de la mujer en todo su esplendor. El libro de Flaubert no me lo había proporcionado, pero ella , Isabelle, hizo que todo lo viese claro a partir de esos momentos.
La mujer era pasional , muy ávida de sentimientos. Mucho más que el hombre y eso se nota en todo su ser. Se preparan para salir a la calle para sentirse a gusto consigo mismas, quieren sentir y lo hacen . Quieren Amar y lo hacen. Es cierto que la sociedad corrompe todo hijo de vecino, pero ellas son más leales y menos dadas a los aspavientos. Adoro estar cerca de una mujer, nunca me he sentido fuera de lugar y siempre trataré de comprender sus esperanzas.
Mi parte femenina sufre una constante lucha con mi parte masculina. Está claro que no puedo evitar ser un hombre, pero anhelo todo de lo cual carezco. Y no estoy hablando de cosas materiales, sino de algo que va más allá. Siempre quise ser por unos instantes una mujer, sentir lo que llevan dentro, saber lo que quieren , lo que odian , lo que esperan de nosotros. El amor maternal no está a nuestro alcance y quizá nunca lo esté. Por eso y por mil cosas más las admiro, me encantan y se me puede considerar el fan número 1. Donde hay una mujer, todo cambia. Ya que ellas dominan el mundo y nosotros solo somos sus humildes esclavos. No pretendo con estas líneas llegar a ser un demagogo o convertirme en un frotador de espaldas. Nada de eso. Solo es que me siento solo y quiero saber si existe un sitio para mi en esta condenada vida. Más aún, si la coexistencia entre hombre – mujer en la sociedad moderna no deje un reguero de cadáveres en las vías del tren de la vida. Anne ya sabía que su existencia tenía un fin predeterminado. Solo hay un quebranto que deja esta oda un poco patas arriba:
¿porqué todos estos tratados filosóficos sobre mujeres fueron escritos por hombres?, Gustave, ¡dime porqué!

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Très joli. Après te lire je me sens heureuse d'être femme,comme l'annonce. Au fin, un homme qui fait l'éloge de la sensibilité d'une femme.

5:30 p. m.  
Blogger fabio said...

c'est pas une question d'éloger la femme, mais de faire justice.la sensibilité d'une femme peut bouger des montagnes, et en plus, sans des femmes, les hommes, on est rien.

1:26 a. m.  

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