SALTIMBANQUI

Es justo comenzar mostrándoos mi corazón, ya que está un poco alterado últimamente. Tanto sobresalto está originando una serie de deslices intelectuales que me resultan difíciles de analizar. No obstante, todo cambio debe ser analizado en frío, o mejor ultracongelado. Ya que, a pesar de los pesares, el cambio en sí mismo no debería ser algo malo, ni bueno, sino todo lo contrario. Los secretos inconfesables no soportan mucho el frío del cambio, pero lo más ideal es el calor de una acogida prematura, antes de tiempo. Porque la vida me lleva hasta los orígenes. Todavía no sé cuanto estaré ni porque la sagrada casualidad me ha vuelto a poner en el lugar de origen. Y el origen es un encadenamiento de circunstancias que me llevaron a mis principios de estudiante. Donde sufrí para ganarme una licenciatura , horas y horas. Donde desee abandonar, dejarlo todo antes de realizar el último sprint, donde quise amar a mil mujeres, alcanzar el tope de la felicidad y celebrarlo con un café bien calentito, con espuma tipo capucchino. Y ahora me miro a mi mismo como aquel chaval de 1999, hace 8 años que ya pasó aquel calvario pero sigue en mi mente. El destino ha hecho que vuelva de nuevo al origen de todo, que vuelva de nuevo al principio. Win Wenders ya se dio cuenta hace años (cuando estaba tocado por la barita de la innovación): THE END IS THE BEGINNING OF THE END. Mi corazón no sabe ya qué sentir, está harto de tanto cambio, reza por una estabilidad duradera, anhela el cambio, no puede estar quieto , sin embargo.
Todo pasará y creeré haber vivido de nuevo un cuento de hadas, rozar el cielo y volver a la tierra. ¡Espérame , amor!