LAS HERIDAS, SI SON POR DENTRO....

Y no me engaño. Hago autocrítica cada mañana y además me levanto animado. Ya no me sucede como antaño. Antes, durante muchos y muchos días no me apetecía ni siquiera levantarme de la cama y eso es muy triste. Es tan triste que solo recordarlo me produce dolor. Ganas de llorar y de gritar a los vientos sobre la injusticia de la vida, el sopor que me ocasiona el hecho de resucitar momentos dolorosos que dejan huella. Sabéis a lo que me refiero cuando suena el timbre a las 2 de la mañana. No es que me desagrade en absoluto tener que levantarme a media noche porque a algún despistado se le han olvidado las llaves, sino porque del sobresalto ya no volveré a pegar ojo, me acordaré de su padre ,su madre y todos sus santos. Por eso no puedo decir que le considere un despistado o un personaje sin compasión del sueño ajeno, sino un auténtico hijo de! puta, un desalmado con ganas de joder que en ningún instante es capaz de ponerse en el lugar de los demás. Lo siento pero odio el cinismo hasta límites insospechables, hasta el infinito y volver, porqué la libertad de uno acaba donde empieza la de los demás, pero si yo puedo entrar en la de los demás sin que los demás pisen mi jardín, pues mucho mejor. La ley del perfecto comunista: lo mío , mío, y lo tuyo , mío también. Este sistema me saca de los nervios..ayer leí a Alcántara y disfruté de lo mismo. Según el escritor y columnista un buen político destaca por saber elegir de 2 opciones malas, la menos mala. Nunca hay una buena perfecta.
Por eso empiezo a comprender los entresijos del sistema capitalista. Consume, créete libre (a pesar de la desvinculación evidente entre el individuo y la sociedad), arroja fuera de tu organismo la evidencia de una muerte inminente. Por eso solo hace falta encender la tele y te sentirás el mejor ciudadano del mundo. Todos contentos y felices, con sonrisa profident , cuerpos esculturales y mentes privilegiadas. Son una maquinaria alemana perfecta que funciona mejor que un bólido. Toda una farsa social que por lo menos me hace reír. Una sonrisa inocente de pillín…como cuando era niño( es que pamuk me hace recordar como es la niñez, ¡con los ojos de un adulto evidentemente !