LO QUE EN UN MOMENTO PUDO SER Y NUNCA SERÁ
Hola buenos días a todos,
Hoy nos reunimos para celebrar el enlace entre dos personas muy queridas para mi.
En un día tan caluroso como hoy, es difícil conocer los vericuetos por los que nos lleva la vida, cómo pasan los años cerca de los seres amados y los momentos inolvidables que nos indican que aún seguimos creciendo como hijos de Dios. Y como hijos de Dios que somos todos, no podemos más que mostrar una satisfacción inmensa al poder compartir este gran momento de felicidad.
Como iniciador de la ceremonia, me enorgullece haber sido elegido para expresarme ante vosotros con mi fe inquebrantable, mis ideas férreas y sobre todo, con el alma abierta.
Decenas e incluso cientos de historias sencillas, pero a la vez enormemente sinceras podría contar sobre la amistad que me une a la pareja que hoy se desposa ante nosotros. No obstante, tomaré como mías las palabras ebrias de entusiasmo de Federico García Lorca que así bien dicen:
Por los ojos de la monja
galopan dos caballistas.
Un rumor último y sordo
le despega la camisa,
y al mirar nubes y montes
en las yertas lejanías,
se quiebra su corazón
de azúcar y yerbaluisa.
¡Oh, qué llanura empinada
con veinte soles arriba!
¡Qué ríos puestos de pie
vislumbra su fantasía!
Pero sigue con sus flores,
mientras que de pie, en la brisa,
la luz juega el ajedrez
alto de la celosía.
TE QUIERO
Hoy nos reunimos para celebrar el enlace entre dos personas muy queridas para mi.
En un día tan caluroso como hoy, es difícil conocer los vericuetos por los que nos lleva la vida, cómo pasan los años cerca de los seres amados y los momentos inolvidables que nos indican que aún seguimos creciendo como hijos de Dios. Y como hijos de Dios que somos todos, no podemos más que mostrar una satisfacción inmensa al poder compartir este gran momento de felicidad.
Como iniciador de la ceremonia, me enorgullece haber sido elegido para expresarme ante vosotros con mi fe inquebrantable, mis ideas férreas y sobre todo, con el alma abierta.
Decenas e incluso cientos de historias sencillas, pero a la vez enormemente sinceras podría contar sobre la amistad que me une a la pareja que hoy se desposa ante nosotros. No obstante, tomaré como mías las palabras ebrias de entusiasmo de Federico García Lorca que así bien dicen:
Por los ojos de la monja
galopan dos caballistas.
Un rumor último y sordo
le despega la camisa,
y al mirar nubes y montes
en las yertas lejanías,
se quiebra su corazón
de azúcar y yerbaluisa.
¡Oh, qué llanura empinada
con veinte soles arriba!
¡Qué ríos puestos de pie
vislumbra su fantasía!
Pero sigue con sus flores,
mientras que de pie, en la brisa,
la luz juega el ajedrez
alto de la celosía.
TE QUIERO