lunes, octubre 12, 2009

TERRATENIENTE EN SOLEDAD

Pasa el año, pasan las horas en estado vegetativo. Todo un año se ha fugado en un suspiro, creyendo que volvería, deseando un espacio que nos remitiese a la hora señalada. Lo nuestro funcionaba entonces, era mágico. El amor no dura para siempre y nuestro destino se ha separado para no volverse a reunir jamás. Lágrimas en la almohada, a pie de alcoba. El dolor no origina salvo lágrimas de dolor, me duele dentro y nada puede evitarlo. Observo detenidamente atrás en el tiempo, haciendo balance del pasado como si fuese un simple niño. Miro hacia los lados, vacíos mis ojos se sienten morir. “when love breaks down” de nuevo me ronronea como un jilguero en primavera.
http://www.youtube.com/watch?v=E0PkIO1SmO8
Sé que me hace mal, “ j’ai mal au coeur” sans doute. La razón es obvia, acabo de gozar de nuevo de otra maravilla de Campanella. No es una obra maestra, más llega al corazón. Hombres incompletos, sin rumbo, lloran como bebés por amor. Uno por el amor perdido y fallecido, otro por el amor en silencio, latente pero miedoso. Y es que , como bien nos ofrece “el secreto de sus ojos”, existen y persisten diferentes tipos de amor. El amor imposible, el metódico e incluso el amor desaparecido. La vida, que según mi forma de pensar nos ofrece gratas oportunidades, es cruel y martillea nuestro pecho sin piedad. Inmensamente afortunados son los que, enamoradizos ellos, pueden caer una y otra vez en los brazos de una mujer y prenderse hasta las trancas.
Afortunados son los que, por gracia divina de Dios, encuentran una pareja con la que compartir el lecho hasta su deceso. Joven, adolescente(cuando más duele) o en edad temprana se convierte un ser humano en afortunado. Y por desgracia, su perdida es un trance difícil de superar sin pastillas de múltiples colores. Porque estamos hablando de colores, de amor y de pastillas. Hablo de dolor por no ser “uno de los afortunados”, mera fortuna esquiva se separa del desenlace feliz.
Y vuelvo de nuevo a Campanella, y a su protagonista con cara de Takeshi Kitano, rostro impenetrable:

- ¿qué tal te va boludo?
- aquí, cansado de ser feliz

Te rompe el corazón, te lo destroza y te lo recompone desde los mismísimos pedazos hasta el último hálito. Te devuelve la esperanza de ser un afortunado, de seguir viviendo para ese momento. Por que no me resigno a morir sin amor. Cuando el amor se acaba….
“The lies we tell,
They only serve to fool ourselves,
When love breaks down
The things you do
To stop the truth from hurting you”

lunes, octubre 05, 2009

DESILUSIÓN, TODO UNA MENTIRA



En un océano profundo navego esta noche, tus ojos ya no me dicen nada, ya que no me preguntan porqué tengo que quedarme aquí en el mismo colchón. Fui tonto al creer que seguiría igual, de la misma forma encadenados, mirándonos a los ojos, penetrantemente, ¿por qué tengo que seguir? Fui un loco al creerme la mentira, que nada dura eternamente, que el amor se acaba y que ya no volveré a acariciar su pelo, entre mis dedos se convierte en heno recién cortado.
No hay nada más doloroso que una decepción, se clava en el alma como una astilla. Pretendes olvidarlo, pasar página que ese ser querido te ha hecho daño, te ha roto el corazón y tú jamás, nunca lo podrás olvidar por más que lo intentes. Fugaz dolor se enquista, locura permanente se transforma en claridad, nada será igual , nada olerá igual, sigo preguntándome la causa. No encuentro una mentira lo suficientemente sincera para convencerme y cambiarla en verdad, o para llegar a ser “mi” mentira, o repetírmela hasta la saciedad, hasta creérmela. Considerarla mía, de nadie más. Son peces en una pecera, ilusiones rotas que se convierten en astillas. Dolor insoportable, mentiras de las gordas.
Ahora miro en la oscuridad de la ciudad por la ventana, calor insoportable envenenado se equipara al douleur. Es curioso como DOLOR no tiene nombre de mujer, es vengativamente masculino, putrefacto como la astilla que se ha clavado en mi corazón. Y miro hacia atrás y veo decepción, asquerosa decepción que está podrida. Tan podrida que desde el portátil atufa a podredumbre. Huele a revenido, y no me río cuando impregno de nuevo mis pulmones con otra bocanada de amargura.
A veces me cuesta mantenerme erguido y no perder por completo la confianza en ser humano. Si yo fuese MATRIX, una máquina inteligente del futuro, hacía años que habría procesado la eliminación humana como alternativa natural al sistema evolutivo. Ya que no hay nada que apeste tanto como el fiasco humanoide. La palabra honor y fidelidad pasaron a la historia de la lengua, ¡descansen en paz!